martes, 2 de septiembre de 2008

INTERNACIONAL


EL ASPECTO INTERNACIONAL

Leguía tuvo bien en claro que definir al Perú era un objetivo importante. Es por esa razón que inició una serie de planes para marcar las fronteras territoriales.

Durante su primer gobierno estableció las fronteras con Brasil (Tratado Velarde Río Branco) y con Bolivia (Tratado Polo Bustamante), sin embargo, aún quedaba pendiente el problema de la selva con Colombia y las provincias cautivas de Tacna y Arica con Chile.

Desde hacía mucho tiempo, Colombia se disputaba los territorios de Maynas. Después de muchos conflictos Perú cede el trapecio amazónico incluido el territorio que comprendía el espacio entre los ríos Caqueta y Putumayo, la comunidad de Leticia y la tan ansiada salida al Río Amazonas y, a cambio, el Perú recibió el triángulo de San Miguel de Sucumbios que luego cedimos a Ecuador en 1942.

El problema de los territorios de Arica y Tacna se remonta al tratado incumplido de Ancón de 1883, en el cual se estipulaba un plebiscito de las provincias de Tacna y Arica luego de los 10 años de cautiverio, pero esto nunca sucedió. En 1929 se solucionaría el problema con el Tratado Rada Ramio – Figueroa Larraín o también denominado Tratado de Lima. Mediante este documento, Perú cede a perpetuidad Arica y recupera Tacna, Chile indemniza al Perú con 6 000 000 de pesos y entregó las servidumbres de Arica (un muelle, un terminal ferroviario y una aduana).


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