HECHOS Y ASPECTOS IMPORTANTES
Se promulgó la COSNTITUCIÓN de 1920 cuyo artículo 113º prohibía la reelección presidencial, sin embargo y apelando a la figura de las enmiendas constitucionales Leguía se reeligió en 1924 y 1929 con las enmiendas constitucionales de 1923 y 1927 respectivamente.
El régimen tenía dos claros propósitos: Liquidar el viejo orden aristocrático del estado peruano y detener el avance del comunismo.
Respecto a lo primero, los grupos tradicionales habían desaparecido y aunque se mantenían las mismas relaciones económicas del régimen anterior, políticamente los partidos tradicionales se habían extinguido. Para frenar a sus opositores se aplicó la figura de la deportación, fórmula eficaz que le permitió desaparecer sistemáticamente a todos aquellos que criticaban al leguiísmo. Entre los tantos exiliados, tres jugaron un papel gravitante en nuestra historia: Víctor Andrés Belaúnde, José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre.
Respecto al segundo problema, aplicó la misma estrategia que Billinghurst para neutralizar al comunismo: desarrollar una unión o coalición entre el capital y el movimiento obrero. Sin embargo los esfuerzos de Leguía también se enfocaron en otros sectores conflictivos de la sociedad.
Con respecto al ejército se buscó un delicado equilibrio atendiendo a las necesidades de la institución. Pesar de ello se produjeron muchos levantamientos y conspiraciones como el de 1922 – donde participó Sánchez Cerro – o los que se produjeron después de la crisis de 1929.
El régimen enfrentó el problema de la descentralización desde las reformas de 1919y se cristalizó con los congresos regionales pero no funcionaron. Se desactivaron las juntas departamentales y el presupuesto se dirigió a los consejos provinciales, irónicamente beneficiando al centralismo.
El bandolerismo – problema social de carácter semi feudal vigente en haciendas de la sierra – estaba caracterizado en personas que no sólo enfrentaban a otros bandoleros en pleitos por las tierras sino que también enfrentaban a las propias autoridades provinciales. El más representativo de los bandoleros de este periodo fue Eleodoro Mendel ejecutado en Cajamarca en 1927.
El problema del campesino fue sin lugar a dudas el más complejo que enfrentó Leguía. Lo particular de todo ello es que el problema campesino se superpuso al problema del indio e inclusive se decía que el campesino era el indio de manera tal que los asuntos económicos eran mezclados con los asuntos raciales. Respecto al indio el estado tomó una serie de medidas como establecer el día del indio, crear el patronato de la raza indígena con una oficina de asuntos indígenas, fundar las escuelas agrarias, reconocer a las comunidades indígenas desde 1920. Aun así, su papel como ciudadanos y como campesinos productores nunca fue claro y acaso por ello al finalizar los años 20 los emergentes grupos políticos enfocaron este problema de manera muy enfática.
En lo que respecta al sector estudiantil, Leguía había ganado un espacio importante en ellos desde 1918 – proclamado “Maestro de la juventud” – y planteó además una reforma universitaria contra “la esclerosis educativa” estableciéndose las cátedras libres y apoyando al primer congreso de estudiantes en 1920 - dirigido por Haya de la Torre y donde se propuso la creación de la Universidad Popular – pero todo ello se trastocó a partir de 1923 tras los reclamos universitarios y obreros contra la consagración del Perú al corazón de Jesús. La muerte de estudiantes y obreros y la deportación de Haya de La Torre a Panamá ese año hicieron que Leguía pase de Mentor a enemigo de los estudiantes universitarios.
SEMI EDITADO, SACADO DE: http://leguia.bitacoras.com/